domingo, diciembre 02, 2007

Bicicletas y software libre

Ayer me compré una bicicleta. ¡Y es algo fantástico! Puedo utilizarla tanto en la ciudad como en el campo. ¡Y en cualquier mes del año! Puedo darme paseos y, si algún día me hace falta, puedo repartir periódicos y sacarme unos durillos. Mi bici no traía luces, pero no es problema: le he puesto una dinamo y una buena luz, incluso lo he hecho yo mismo: ¡ahorras y aprendes al mismo tiempo! Además la hemos pagado a medias entre mi compañera y yo. No es ningún problema compartirla. Pero quizá algún día nos cansemos y queramos librarnos de ella. Podremos venderla de segunda mano. O se la regalaremos a alguien que la vaya a usar.
Hoy me he comprado un programa de ordenador. No es nada sofisticado (un cliente para leer el correo), pero tiene buena pinta y hace mogollón de cosas. Me ha salido bastante caro porque no he podido comprarlo a medias. Me dicen que ella no puede utilizarlo, aunque lo necesita. Además sólo podré utilizarlo durante un año. Me han dicho que pasado ese tiempo debo pagarlo otra vez y usarlo durante un año más y no puedo engañarles: el programa se rompe y ya no funciona más.
Curiosamente he leído que si utilizo este programa en Corea del Norte será ilegal. ¡Menos mal que no planeo viajar por allí! Esta compra no me va a salir nada rentable porque tampoco debo utilizarlo para ganar dinero. “Uso no comercial”, dicen. Luego en casa me he dado cuenta de que el programa usa una letra muy pequeña y no veo bien las cosas. Se lo he llevado a un primo mío informático a ver si me lo podía arreglar, pero me ha dicho que no puede, que es ilegal. Ya no quiero el programa (estoy muy enfadado) pero no puedo venderlo ni regalárselo a nadie: también está prohibido. Me dice mi primo que esto se llama “modelo de mercado del software privativo” y que llegó a principios de los ‘80. Pero dice que existe una alternativa llamada software libre. “¿Y cómo es eso?”, le pregunté. “Fácil”, contestó, “es como comprarte una bicicleta”.


José E. Marchesi, miembro del Proyecto GNU

Artículo publicado en el
Periódico Diagonal

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡¡QUÉ BUENO!!

Lamentablemente esta es la manera más prolífica de hacernos llegar a todos el software libre, con cuentos sugerentes cuya conclusión sea sencilla y fácil de entender. Esas metáforas son las que nos convencerán a todos. Piensa que el gran desconocido es el ordenador y que los miedos afloran y nos paralizan ante la novedad.

Me ha encantado.

Sigue contándonos cuentos a estos niños que tanto tememos al coco, verás como al final nuestros temores desaparecen

Besos y ByO

Sario dijo...

sí, a mí también me gustó, da en el clavo. Aunque se pueden hacer nuevas adaptaciones para llegar a todo tipo de público. Si algún dia estoy inspirado... ya s verá
Besos